“Pero hoy, que hemos crecido tanto, vamos,
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha -niña-, empieza a caminar.
(…)
Ya todo es nuestro: el buen camino, el árbol,
la generosa claridad del día”
Carlos Sahagún (España, 1938 – 2015)
De “Canción de infancia”
dame la mano y todo volverá.
Somos dos niños que a la vida echaron.
Muchacha -niña-, empieza a caminar.
(…)
Ya todo es nuestro: el buen camino, el árbol,
la generosa claridad del día”
Carlos Sahagún (España, 1938 – 2015)
De “Canción de infancia”
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(del vídeo) |
Los adultos les enseñamos a que utilicen su mente para razonar, y sin darnos cuenta, su razón para que limiten su emocionalidad y sensibilidad (frenando su inocencia). ¡Qué tremendo error!
No hay vida más allá de las emociones y no hay descubrimientos sin sensibilidad. Y por muy buenas intenciones que tengamos los adultos, terminamos convirtiendo su espíritu en un páramo donde ha desaparecido el color y la exuberancia de la vida.
Los niños son admirables en su capacidad para sentir y para expresar sus sentimientos. Su felicidad futura depende de preservar esta parte de su maravillosa personalidad. Y, como he dicho ya tantas veces, la supervivencia de nuestro mundo depende de que lo hagamos.
Y algo más: el vídeo que acompaña esta entrada, y que ha inspirado esta reflexión, muestra la importancia de estar con los niños, y acompañarlos en su día a día. ¡Lo necesitan! Nuestra ausencia es una fuente de carencias y disfunciones que les pueden acompañar toda la vida.
Emilio Muñoz
Un ángel dormido...
© TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS
(original autentificado)
(por Humankind)
(en la pista de audio original se pueden apreciar las emociones mucho mejor)