Cuando un niño reprime su naturaleza, ya sea debido a que no es aceptado, protegido y / o amado; o simplemente porque se le educa para sobrevivir y destacar en nuestro competitivo mundo, ese niño esconde, olvida, e incluso llega a rechazar en la edad adulta, su natural sensibilidad. Pero la esencia natural del ser humano, su sensibilidad, sigue viva, muchas veces luchando por salir de su ostracismo. La esencia innata de su alma sobrevive como un ángel dormido.

domingo, 16 de julio de 2023

EDUCAR: RECUPERAR EL SENTIDO COMÚN Y LA NATURALIDAD


“Tener hijos no nos hace madres o padres,
del mismo modo que tener un piano
no nos convierte en pianistas”


Michael Levine (1954 - …)


“Antes de educar a un niño
asegúrate de que sabes cómo ilusionarlo
para que viva el bello ser que realmente es”


Emilio Muñoz


“Educar no consiste en llenar un vaso vacío
sino en encender un fuego latente”


Lao Tsé (571 aC – 531 aC, aproximadamente)



Foto de Ramin Talebi en Unsplash
Creemos que el proceso de maduración de un niño es el que termina en la edad adulta. ¡Terrible error! Con el agravante de que tenemos prisa para que recorran esa distancia temporal, de tal manera que sean tempranamente autónomos de nosotros y podamos presumir de sus precoces logros.

No nos damos cuenta de que con ese propósito estamos afectando de forma gravemente negativa su vida. Y de una forma difícilmente recuperable.

Si a ello unimos el maltrato, en cualquiera de sus variantes (un problema que no es marginal, por cierto), habremos educado a seres con carencias emocionales y psíquicas que afectarán a sus actos y a su capacidad para relacionarse en la edad adulta.


Creo que deberíamos detenernos para razonar serenamente y recuperar el sentido común, que creo que se nos ha perdido. Las propuestas que hago a continuación son muy sencillas, pero rompen claramente con una mentalidad que creo que está haciendo un gran daño a los niños. Daño que se prolongará hasta su vida adulta si no se actúa adecuadamente.

• Debemos dejar que los niños ejerzan sin interferencias innecesarias su condición de niños. Un niño, antes de nada, debe madurar como niño. Si no lo hace se convertirá en un adulto con carencias e inseguridad. Solo después de madurar como niño podrá iniciar el tránsito a la edad adulta a través de una sana adolescencia.

• Los niños deben experimentar y descubrir la vida, fundamentalmente con otros niños. Y con el ritmo que cada niño necesite. Eso no quiere decir que los adultos no sean necesarios. De hecho son imprescindibles, pero para crear un entorno de amor, seguridad y confianza en el cual los niños se sientan seguros, por una parte, y confiados para lanzarse a descubrir el mundo (su mundo), por otra parte.

• La educación nunca debe ser un dictado de comportamiento. Ni siquiera una relación de derechos y obligaciones. Debe suponer una integración paulatina en la vida familiar, vecinal, escolar y social, de forma natural, participativa, positiva y constructiva.

• Los niños desean aprender y sentirse valiosos. Para ellos resulta imprescindible que sea así. ¡Quieren ganarse la atención y el amor que necesitan recibir! Si se viven de forma natural estos rasgos, los niños se integrarán fácilmente, primero en la familia, luego en el ámbito vecinal y finalmente en el ámbito escolar. Resulta muy fácil interesar a los niños.

• La educación nunca debe implicar adoctrinamiento, ni una alternativa de socialización, ni menos aún la imposición de unos aprendizajes o carrera profesional determinada. Es el niño quien debe ser protagonista en el desarrollo de sus inquietudes y de su potencial humanidad. Eso no quiere que el niño no necesite la intervención de adultos. Por supuesto que sí, pero solo para darle las herramientas que le permitan situarse adecuadamente y tomar, por sí mismo, las decisiones que respondan mejor a sus inquietudes y personalidad.


Desde mi punto de vista se produce un intervencionismo y un dirigismo asfixiante en el desarrollo y educación de los niños. No buscamos que los niños sean lo que se desprende de su naturaleza, sensibilidad y personalidad, sino que sea adscriban sumisamente a lo que los padres consideramos que es mejor para ellos. El daño puede ser enorme.

Este intervencionismo y dirigismo no solo se da con los niños. Desde el ámbito político e institucional, e independientemente de las ideologías, se tiende, cada día más, a influir y manipular el pensamiento y la acción de las personas, muchas veces utilizando herramientas muy sutiles e imperceptibles, como la Programación Neurolingüística o la Inteligencia Artificial. Con ello, perdemos autonomía y libertad en la dirección de nuestras vidas, muchas veces sin darnos cuenta.


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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Christopher Galovan – propositum
(por Christopher Galovan – Tema)



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