Cuando un niño reprime su naturaleza, ya sea debido a que no es aceptado, protegido y / o amado; o simplemente porque se le educa para sobrevivir y destacar en nuestro competitivo mundo, ese niño esconde, olvida, e incluso llega a rechazar en la edad adulta, su natural sensibilidad. Pero la esencia natural del ser humano, su sensibilidad, sigue viva, muchas veces luchando por salir de su ostracismo. La esencia innata de su alma sobrevive como un ángel dormido.

viernes, 17 de noviembre de 2023

MI CABALLERO… (DE JOSÉ MARTÍ)


“Hijo:
Espantado de todo, me refugio en ti.
Tengo fe en el mejoramiento humano,
en la vida futura, en la utilidad de la virtud,
y en ti”


De la dedicatoria del libro


“¿Mi musa? Es un diablillo
con alas de ángel.
¡Ah, musilla traviesa,
qué vuelo trae!”


De “Musa traviesa”


“¡Tú flotas sobre todo,
hijo del alma!”


De “Hijo del alma”


José Martí (1853 – 1895)
Todo incluido en su libro “ismaelillo”,
con poemas a su hijo



José Martí y su hijo (Internet)
Nuevamente traigo hasta aquí a José Martí, uno de los ejemplos más maravillosos de humanidad que he conocido en mi vida, y del que deberían aprender tantos y tantos líderes políticos en todo el mundo.

Su humanidad (su bello humanismo) se puede apreciar claramente en este poema, dedicado a su único hijo (varón y reconocido, que tuvo de su matrimonio con Carmen Zayas; pues se le atribuye la paternidad de María Mantilla, fruto de su relación secreta con Carmen Miyares): José Francisco Martí (1878 – 1945), apodado “Ismaelillo”. La infinita ternura con la que describe el amor por su hijo, y su relación con él, es una inconfundible muestra del talante y de los valores del líder revolucionario cubano. Es un inmenso ejemplo, también, de cómo cuidar y amar a los niños, del que deberíamos aprender todos, más aun hoy en día.

Nunca será suficiente el reconocimiento que se pueda dar a seres humanos tan excepcionales como él, maestro en el arte de vivir, amar, dar ejemplo y educar.


Gracias por descubrirme el lado humano de Martí y por regalarme tanto de él, ¡mi querida amiga de tantos años, Mayra! (“Mientras vuela el alma”)



Por los mañanas
mi pequeñuelo
me despertaba
con un gran beso.

Puesto a horcajadas
sobre mi pecho,
bridas forjaba
con mis cabellos.

Ebrio él de gozo,
de gozo yo ebrio,
me espoleaba
mi caballero:

¡Qué suave espuela
sus dos pies frescos!
¡Cómo reía
mi jinetuelo!

Y yo besaba
sus pies pequeños,
¡Dos pies que caben
en sólo un beso!

José Martí (1853 – 1895)


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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Shingo Mimura – akari
(por Shingo Mimura – Tema)



sábado, 9 de septiembre de 2023

SOBRE EL ORIGEN DEL AUTISMO.
Y UN EJEMPLO DE LA FUERZA SANADORA DEL AMOR


“Una mujer que de niña recibió mucho amor, y a la que no se forzó
a un alto rendimiento escolar, se hizo cargo de un niño autista
de nueve años al que adoptó posteriormente. La mujer pudo darle
mucha ternura, contacto corporal y confianza en sí mismo
confirmar sus sentimientos, intuir sus necesidades, percibir sus señales
y, por fin, entenderlas. En los brazos de esa mujer el niño aprendió
a mostrar sus sentimientos, a experimentar conscientemente su rabia
por todo lo que había sucedido hasta entonces, y a descubrir el amor.
Acabó convirtiéndose en un adolescente sano, inteligente,
abierto y muy vivaz”


Alice Miller (1923 – 2010)



LA NATURALEZA DE LA ENFERMEDAD

Alice Miller nos muestra, con su sorprendente clarividencia, un ejemplo de cómo el amor puede sanar el daño sufrido por un niño y evitar que dicho daño perviva hasta su muerte dentro de él, siendo la causa de muchos otros daños a sí mismo y a terceros (especialmente niños).

Leo en la web de la Clínica Universidad de Navarra (https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/autismo) que el autismo “podría ser consecuencia de la interrupción del desarrollo normal del cerebro en una etapa temprana del desarrollo fetal, causado por defectos en los genes que controlan el crecimiento del cerebro y que regulan el modo en que las neuronas se comunican entre ellas”

Pero mi primera pregunta sería, ¿qué causa esas alteraciones genéticas? Es cierto que puede haber factores ambientales “físicos” (radiaciones atómicas, por ejemplo) pero cada día se descubren más y más enfermedades cuyo origen es emocional. Lo que se denomina como somatización (el cuerpo que enferma debido a problemas de origen psíquico o emocional). Y esto puede ocurrir en el niño, como ya se está empezando a demostrar, incluso en la fase de desarrollo en el seno de su madre.

Yo mismo soy enfermo de cáncer. Y desde hace muchos años he asumido que mi leucemia (LLC) se debe al estrés, tanto psíquico como emocional, que sufrí en el entorno laboral. Es cierto que la enfermedad se detecta por un mal funcionamiento del organismo debido a alteraciones genéticas (en mi caso en la médula ósea, la parte blanda del interior de ciertos huesos, donde se forman las nuevas células de la sangre) pero me pregunto si esa alteración es el origen de la enfermedad o una primera secuela del verdadero problema.


EN BUSCA DE LAS CAUSAS ÚLTIMAS. UNA HIPÓTESIS

Por tanto, mi pregunta es clara y contundente: ¿Por qué no se analiza con seriedad el posible origen, especialmente emocional, de las alteraciones genéticas (entre otras disfunciones) que se producen en nuestro cuerpo? Un problema jamás se soluciona enfrentando los síntomas.

Foto de Alexander Grey en Unsplash
Y es que lo que yo reconozco en un niño autista, sobre todo, y desde antes de leer a Alice Miller, es a un niño lleno de miedo y pánico. Un niño que necesita encerrarse en sí mismo porque vive un constante miedo a ser dañado y agredido. Incluso sus reacciones violentas responden, en mi opinión, a la necesidad de defenderse, no a una supuesta agresividad congénita. Tal vez llega un momento en que ese miedo no tiene tanto sentido, pero cómo saberlo cuando el niño ya ha asumido que el mundo entero solo pretende dañarle. Y ese aislamiento y pánico, ¿no podría ser la causa de su menor coeficiente de inteligencia? (por cierto, ¿a qué llamamos inteligencia?, porque creo que estamos muy equivocados los inteligentes adultos que podemos llegar a destruir un planeta y generar tanta violencia)

Creo que deberíamos dejar ya de tratar a los niños autistas como enfermos psíquicos de difícil curación y empezar a tener en cuenta la posibilidad de que sus alteraciones genéticas sean fruto de una somatización de la falta de amor, cuidados y seguridad, o, incluso, de haber sido objeto de malos tratos o abusos. Empezar a analizar seriamente la posibilidad de que sean niños que han sufrido daños emocionales severos, y cuyo estrés ha podido derivar en alteraciones genéticas serias… pero reversibles. Entendamos al fin que un niño que sufre las consecuencias de la falta de amor o, incluso, de la crueldad en el trato, solo puede ser curado con aquello que no recibió en sus primeros años de vida y hasta antes de nacer: amor.

He podido comprobar en más de una ocasión como los científicos y médicos se limitan a tratar los síntomas de una enfermedad, pero no su origen, porque desconocen sus causas. No curan, sino que mitigan el alcance del daño, a veces a costa de dañar otras partes del cuerpo (como el hígado con los medicamentos administrados de forma indefinida).

Yo, como profano en la materia, pediría a estos especialistas científicos y médicos que tomaran muy en serio la posibilidad de hacer un esfuerzo extra en conocer la raíz del problema, y en buscar una solución adecuada, sin resignarse a los cuidados meramente paliativos (no curativos) que pueden tener en ciertas ocasiones los medicamentos. Y mi intuición me grita que los problemas derivados de la falta de amor y cuidado solo pueden ser solucionados de raíz con amor y cuidado, especialmente cuando el problema aún no se ha enquistado en la mente del adolescente o adulto enfermo.

Pero ¿cómo va a atreverse un científico a recetar amor? ¿Cómo arriesgarse a perder su credibilidad y prestigio en una sociedad que basa su salud en la química y que ha olvidado el poder curativo del amor?

Por último, téngase en cuenta que hablo del autismo, pero hablo también de cualquier enfermedad de origen psíquico o emocional; y sin despreciar que haya otras causas diferentes a las que menciono.


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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TWO LANES - Another Time (ft. Kwesi)
(por TWO LANES)



domingo, 20 de agosto de 2023

EDUCAR Y JUGAR. INOCENCIA Y BONDAD EN EL NIÑO


“…él mismo [Ashley Montagu (1905 – 1999)] descubrió hace ya unas décadas,
gracias a sus investigaciones de diversas culturas,
el hecho de que el niño no viene al mundo siendo malo,
sino que es el medio ambiente el que lo convierte
en un ser malvado”


Alice Miller (1923 – 2010)

“Con tu niñez de golondrina haciendo el verano
inauguraste en mí el sendero del corazón”


Raúl del Cristo Gómez Jattin (1945 – 1997)
De “Cambio de identidad”



Foto de Erika Giraud en Unsplash
Un niño jamás nace malvado. Este es uno de mis postulados básicos en los que llevo décadas creyendo. Y ni siquiera todos los niños que han sufrido desamor o abusos se convierten en niños problemáticos o malos. Incluso, creo muy probable que la malicia en un niño no sea fruto de una intencionalidad razonada y decidida de hacer daño, sino una simple imitación del comportamiento que observa en los adultos, pues los niños imitan muchos de los actos de los adultos sin ser conscientes de su naturaleza y de sus consecuencias.

Como ya he comentado anteriormente (y seguiré insistiendo en ello repetidamente) un niño, que es un ser indefenso, inexperto y con una capacidad muy limitada de razonar, nace asumiendo su dependencia de los padres, plenamente confiados de que serán cuidados, protegidos y amados sin condiciones. Su instinto también les dice que deben aprender de ellos, pero aprender es, para ellos, un juego. Vivir es un constante juego.

Por esta última razón, la primera crueldad que sufren los niños es el empeño de los adultos en cargarles de limitaciones y obligaciones. Y es sano educar cuanto antes, pero que terrible error es hacerlo desde fuera de esa dimensión del juego. Ellos no comprenden otra forma de actuar. Además, la vida es algo bello cuando para un niño o para un adulto, se vive como un juego. ¡Terrible error el de los niños convertidos en adultos que pierden esa mentalidad!

Pero si se trata de un niño herido, o ya alejado de su infantil vivir, hay que adaptar la relación y el juego…


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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Joachim Heinrich - Butterfly
(por Joachim Heinrich)



sábado, 12 de agosto de 2023

UNA HERENCIA ENVENENADA…


“Y los niños de pronto se callan
Unos en otros buscan amparo”


Gerardo Diego (1896 – 1987)
De “Adiós a Pedro Salinas”

“Somos perfume y alma
de la flor y el capullo”


Elizabeth Barret (1806 – 1861)
De “Almas de flores”


“Muchas veces me he perdido por el mar,
como me pierdo en el corazón de algunos niños”


Federico García Lorca (1898 - 1936)
De “Gacela de la huída”



Foto de Caleb Woods en Unsplash
Si hay algo que daña especialmente a un niño frente a los adultos es la indefensión. Indefensión porque no suele entender, lógicamente, los motivos de los adultos para ser fríos, severos y / o abusadores. Un niño siempre espera cuidados, protección y amor. Se le puede corregir, pero hacerlo sin amor siempre le causa un enorme daño, porque no entiende, y no tiene la capacidad de entender. E indefensión por lo que acabo de decir. Porque, además, aún no tiene los recursos intelectuales y la experiencia necesarios para valorar su situación y dar una respuesta adecuada a lo que le sucede. El niño solo tiene un recurso a su alcance: sentirse culpable de algo (aunque no sepa bien de qué), acercarse como culpable a sus padres o educadores, ser como se le pide (incluso aceptando los abusos) y reprimir su dolor. Pero esto tiene unas consecuencias terribles, tanto para el niño de hoy como para el adulto del futuro.

Sigamos a la psicóloga, filosofa y socióloga Alice Miller (1923 - 2010) en su argumentación:


Cuando un niño se ve obligado a consumir todas sus capacidades y energías en el necesario esfuerzo de reprimir sus sufrimientos, y si además nunca ha sabido lo que es ser amado y protegido por alguien, ese niño no será tampoco en el futuro capaz de protegerse y organizar su existencia de un modo sensato y productivo. Volverá a atormentarse en relaciones destructivas, se unirá sentimentalmente a personas irresponsables que le harán sufrir, y apenas podrá, sin embargo, percibir que el origen de todas sus penas está en sus padres y otros educadores.

(…)

La función salvadora de la represión en la infancia se transforma posteriormente, en el adulto, en una fuerza destructora


Solo hay una medicina posible que pueda hacer sanar a la persona así herida: el amor. El amor y la paciencia, siempre desde la valentía de aceptar la vida tal y como se ha vivido, sin adornos y exculpaciones (pero con generoso perdón). Pero amar y paciencia no significa seguir alimentando esa fuerza destructiva, sino fomentar una forma de vida sana que, con la ayuda del amor sinceramente vivido, aleje al adulto enfermo de su constante necesidad de sentirse culpable y sufrir. Alimentar esta constante tentación es perpetuar la enfermedad. Y siendo cierto que nada se puede hacer si no se adopta una actitud de tolerancia al ser humano que sufre, no se deben aceptar sus tendencias auto-destructivas, actuando con amor y, a la vez, con firmeza. Además, nada saldrá bien si no se crea un clima de confianza y de mutuo amor. La paciencia también implica espera, pero jamás aceptación de actitudes y actos que dañan al propio niño o al adulto traumatizado.

Como siempre, la mejor opción es la prevención: unos padres y unos educadores que extremen el cuidado, protección y amor de los niños. De este modo crecerán confiados, afrontarán la vida con serena confianza, elegirán con buen criterio los pasos a dar en su vida, y evitarán los problemas anteriormente mencionados.

Alice, dolorosamente indignada, pone de relieve algo en lo que creo que tiene mucha razón: nuestra sociedad oculta el daño que se hace a los niños, de tal manera que amparados en la legitimidad que les otorga por ser padres y educadores, el trato que se les da a los niños queda oculto en el estricto ámbito familiar, para salvaguarda de su buena imagen.

Debo aclarar que Alice fue objeto de desamor y abusos en su niñez. Ella misma ocultó, primero, y olvidó, después, las circunstancias de su niñez. Solo a una edad avanzada de su vida recordó y se propuso comprender. En su niñez tenía enfrente un mundo de silencio e incomprensión.


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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David Airvi – Atmo
(por David Airvi – Tema)



domingo, 16 de julio de 2023

EDUCAR: RECUPERAR EL SENTIDO COMÚN Y LA NATURALIDAD


“Tener hijos no nos hace madres o padres,
del mismo modo que tener un piano
no nos convierte en pianistas”


Michael Levine (1954 - …)


“Antes de educar a un niño
asegúrate de que sabes cómo ilusionarlo
para que viva el bello ser que realmente es”


Emilio Muñoz


“Educar no consiste en llenar un vaso vacío
sino en encender un fuego latente”


Lao Tsé (571 aC – 531 aC, aproximadamente)



Foto de Ramin Talebi en Unsplash
Creemos que el proceso de maduración de un niño es el que termina en la edad adulta. ¡Terrible error! Con el agravante de que tenemos prisa para que recorran esa distancia temporal, de tal manera que sean tempranamente autónomos de nosotros y podamos presumir de sus precoces logros.

No nos damos cuenta de que con ese propósito estamos afectando de forma gravemente negativa su vida. Y de una forma difícilmente recuperable.

Si a ello unimos el maltrato, en cualquiera de sus variantes (un problema que no es marginal, por cierto), habremos educado a seres con carencias emocionales y psíquicas que afectarán a sus actos y a su capacidad para relacionarse en la edad adulta.


Creo que deberíamos detenernos para razonar serenamente y recuperar el sentido común, que creo que se nos ha perdido. Las propuestas que hago a continuación son muy sencillas, pero rompen claramente con una mentalidad que creo que está haciendo un gran daño a los niños. Daño que se prolongará hasta su vida adulta si no se actúa adecuadamente.

• Debemos dejar que los niños ejerzan sin interferencias innecesarias su condición de niños. Un niño, antes de nada, debe madurar como niño. Si no lo hace se convertirá en un adulto con carencias e inseguridad. Solo después de madurar como niño podrá iniciar el tránsito a la edad adulta a través de una sana adolescencia.

• Los niños deben experimentar y descubrir la vida, fundamentalmente con otros niños. Y con el ritmo que cada niño necesite. Eso no quiere decir que los adultos no sean necesarios. De hecho son imprescindibles, pero para crear un entorno de amor, seguridad y confianza en el cual los niños se sientan seguros, por una parte, y confiados para lanzarse a descubrir el mundo (su mundo), por otra parte.

• La educación nunca debe ser un dictado de comportamiento. Ni siquiera una relación de derechos y obligaciones. Debe suponer una integración paulatina en la vida familiar, vecinal, escolar y social, de forma natural, participativa, positiva y constructiva.

• Los niños desean aprender y sentirse valiosos. Para ellos resulta imprescindible que sea así. ¡Quieren ganarse la atención y el amor que necesitan recibir! Si se viven de forma natural estos rasgos, los niños se integrarán fácilmente, primero en la familia, luego en el ámbito vecinal y finalmente en el ámbito escolar. Resulta muy fácil interesar a los niños.

• La educación nunca debe implicar adoctrinamiento, ni una alternativa de socialización, ni menos aún la imposición de unos aprendizajes o carrera profesional determinada. Es el niño quien debe ser protagonista en el desarrollo de sus inquietudes y de su potencial humanidad. Eso no quiere que el niño no necesite la intervención de adultos. Por supuesto que sí, pero solo para darle las herramientas que le permitan situarse adecuadamente y tomar, por sí mismo, las decisiones que respondan mejor a sus inquietudes y personalidad.


Desde mi punto de vista se produce un intervencionismo y un dirigismo asfixiante en el desarrollo y educación de los niños. No buscamos que los niños sean lo que se desprende de su naturaleza, sensibilidad y personalidad, sino que sea adscriban sumisamente a lo que los padres consideramos que es mejor para ellos. El daño puede ser enorme.

Este intervencionismo y dirigismo no solo se da con los niños. Desde el ámbito político e institucional, e independientemente de las ideologías, se tiende, cada día más, a influir y manipular el pensamiento y la acción de las personas, muchas veces utilizando herramientas muy sutiles e imperceptibles, como la Programación Neurolingüística o la Inteligencia Artificial. Con ello, perdemos autonomía y libertad en la dirección de nuestras vidas, muchas veces sin darnos cuenta.


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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Christopher Galovan – propositum
(por Christopher Galovan – Tema)



martes, 27 de junio de 2023

EL VERDADERO VALOR DE UN ABRAZO…


“Si hubieras sido niña rodeada
por todas partes, ay, de soledad,
yo te habría buscado hasta encontrarnos,
hasta ponernos los dos a llorar”


Carlos Sahagún (1938 - 2015)
De “Canción de infancia”



Foto de Vitolda Klein en Unsplash
Cuando era aún un adolescente me ofrecí para ganar un poco de dinero (muy poco…). El trabajo consistía en cuidar durante unas pocas horas en la tarde a la niña de unos conocidos mientras ellos no estaban en casa.

En un principio, el trabajo me pareció muy sombrío. La casa de estos conocidos era una casa antigua, de techos altos y mobiliario que parecía tener siglos. Las ventanas muy cerradas porque molestaban a la abuela de la niña, que también estaba en la casa, siempre en silencio y con una expresión apagada, como si viviera sumergida en sus tristezas.

No estuve allí muchos días, pero la niña no tardó en abrirse a mí. Jugar fue la llave que me permitió franquear la puerta de su corazón, y ganarme su confianza. Jugábamos en el suelo, su territorio. Su juego preferido era imaginar. Le encantaba sumergirse en cuentos o escenarios que ella misma creaba. Y yo me reía a menudo. Y ella se reía, muchas veces al verme a mí, sin comprender…

Creo que fue el segundo día cuando, al verme en la puerta preparado para salir, se echó a mis piernas, y se abrazó a ellas. Su padre la cogió en brazos, pero no debía estar muy convencida porque echaba su cuerpecito hacia mí, con los brazos extendidos.

A partir del tercer día, de la única semana que estuve cuidándola, la niña se echaba a mis brazos en cuanto escuchaba la puerta de la casa. Me agarraba muy fuerte mientras apoyaba su cabeza contra mi pecho. Era muy difícil separarla de mí. Y cuando su padre lo conseguía (pues me rompía el corazón hacerlo yo mismo), iba corriendo a coger su muñeco. Sin reparar en otras motivaciones, yo me sentía muy halagado con tanto cariño.

Pero entonces no comprendía… Y ahora me duele pensar en mi torpeza de entonces, aun siendo aún un inexperto adolescente. Ahora me explico muchas cosas…

A mi niña, ¡mi preciosa y adorable niña!, le encantaba jugar en el suelo porque allí era donde ella y yo nos convertíamos en iguales, donde yo me convertía en un niño como ella. Un niño grande, pero un niño con quien compartir su necesidad de compañía, su necesidad de amor y su necesidad de jugar.

Y jugaba a imaginar por la sencilla razón de que no le gustaba la realidad. La realidad era ese territorio del que quería huir sin cesar. Algo le empujaba a actuar así, y me duele imaginar ahora la razón de su comportamiento.

Y aquel muñeco al que se aferraba mi niña, no era sino su compañero de soledad, al que también daba vida cuando no tenía nadie con quien jugar, y nadie a quien abrazarse. Era el apoyo al que se agarraba con energía para no derrumbarse, y era su manera de decir que necesitaba ser fuertemente abrazada y tiernamente amada. Solo después de muchos años he comprendido por qué, además de abrazarme, lloraba. No era solo de afecto, como yo creía. Era porque se volvía a queda sola.

Mi querida niña del alma, solo ahora he comprendido tu tristeza y tu necesidad. Y me pregunto cuántos niños pasan por una situación similar… y cuántos adultos caemos en la torpeza de no comprenderlo a tiempo... O de no comprenderlo jamás. Y actuar consecuentemente, por supuesto.

[Dado que mi narración está basada en sucesos reales, he cambiado alguno de los hechos vividos sin cambiar la esencia de esta experiencia. Además, he omitido el trágico final de la niña, cuando ya era una mujer]


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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Majent - To believe in tomorrow
(por Majent - Tema)



jueves, 15 de junio de 2023

¿POR QUÉ UN ANGEL DORMIDO? (A MODO DE SIMPLE PRESENTACIÓN)



“Para sentir seguridad en la distancia corta, poder estar tranquilos
en brazos de una pareja, compartir nuestra intimidad con un amigo,
sentirnos cercanos a nuestros hijos y ver a las personas tal como son,
es necesario que hayamos sabido lo que es sentirnos seguros
con las personas que nos cuidaban. Para ello,
hemos de haber sentido que incluso cuando había problemas,
cuando todo parecía ir mal, estaban ahí”

Anabel González (1967 - …)


“Cuando sus gritos no son escuchados, al bebé solo
le queda una posibilidad de ayudarse a sí mismo:
reprimir el dolor. Y ello significa una mutilación de su
alma, pues así se destruye su capacidad de sentir,
percibir y recordar”


Alice Miller (1923 – 2010)



¡Y lo que dice Alice Miller significa renunciar a vivir, por mucho que intentemos disimularlo! Y no solo ocurre con los niños. Lo mismo sucede con los adultos…


Foto de Xavier Mouton Photographie en Unsplash
Si tuviera que buscar la mejor analogía sobre la infancia, diría que es ese periodo en el cual los niños y niñas encajan las piezas que darán forma a su emocionalidad, a su personalidad, a sus valores y a su experiencia de vida. Hay piezas que traen de nacimiento, y otras que van adquiriendo con su experiencia de vida y sus relaciones. Es por eso que los niños son extremadamente vulnerables en esos primeros años de su vida. Y, por extensión, acompañar su vida, y afrontar su educación (léase “aprendizaje para la vida”), resulta especialmente complicado.

En este contexto, no solo sufren los niños sometidos a violencia, abusos, acoso, severidad o negligencia, sino también todos aquellos niños que no encuentran la forma de expresar y construir su esencial personalidad, así como expresar y vivir su peculiar sensibilidad y emocionalidad. Todas estas experiencias pueden tener un efecto negativo para el resto de su vida.

Hay un tercer hecho muy relevante, y es el desapego tan enorme que el ser humano maduro lleva a cabo respecto de su espíritu innato, el que se muestra de forma tan clara y natural en los años de la infancia. Esto supone un notable inconveniente para la salud emocional de los adultos humanos, y una seria limitación para alcanzar su “potencial” de felicidad.

Llamo “el ángel dormido” a ese niño sano, impetuoso y feliz que todos llevamos en potencia desde que nacemos, y que nos acompaña durante toda la vida. Un niño al que deberíamos dar rienda suelta, mantenerlo despierto, vivirlo intensamente, disfrutar de sus impulsos y cuidarlo con esmero. Tanto en la niñez como en la edad adulta, porque de ese niño dependen los mejores momentos de nuestra vida. No se trata de ser un niño en la edad adulta, sino de liberarse de complejos y de vivir con entusiasmo el ser humano que realmente somos.

En este blog pretendo afrontar el complicadísimo reto de tratar todos estos temas, y lo mantendré mientras crea que hay algo destacable que decir. Invitados están todas aquellas personas que puedan enriquecer tan apasionantes temas.

¡Por los niños! ¡Por nuestro ángel dormido!


Emilio Muñoz
Un ángel dormido...

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Alice Baldwin - Please tell my mum to burn me (Por favor, dile a mi madre que me abrace)
(por Alice Baldwin)



EL DOLOR QUE NO ADMITE HUÍDA…

“Aislarnos o meternos en una actividad frenética puede bajar momentáneamente la intensidad de las emociones difíciles, pero a la larga t...