“La enseñanza que deja huella no es
la que se hace de cabeza a cabeza
sino de corazón a corazón”
Howard C. Hendricks (1924 – 2013)
“La educación es el arma más poderosa
que puedes usar para cambiar el mundo”
Nelson Mandela (1918 – 2013)
“La primera tarea de la educación es agitar la vida,
pero dejándola libre para que se desarrolle”
María Montessori(1870 – 1952)
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Es un tema complejo, por supuesto. Y mi posición es un tanto diferente a lo que encontramos en la sociedad, aunque al haber diferentes posiciones, me acerco más a unos planteamientos y me alejo más de otros. Voy con ello…
Contestaba a Enca que los adultos “no somos conscientes de hasta qué punto nuestro papel es crucial en la felicidad de los niños y en favorecer, a través de ellos, un mundo mejor” Cada día estoy más convencido de ello. Pero la cuestión no es solo saberlo, porque no es suficiente, sino actuar de acuerdo a ello, algo más dificultoso.
En función de nuestra actitud, disposición y actuación, un niño verá reforzado su maravilloso espíritu innato o, por el contrario, provocaremos que vaya perdiendo su más bella y mejor esencia humana, contaminándolos con nuestros prejuicios, miedos y desconfianzas. Incluso haciéndoles un daño que puede perdurar por toda una vida debido a la desprotección o, directamente, al maltrato. Todo se da en nuestra sociedad.
Insisto una vez más: debemos permitir a los niños que sean como innatamente son. Por sí mismos irán descubriendo todo lo referente al bien y al mal, e irán afianzando sus principios y valores. ¿Cómo es esto posible? ¿Acaso son experimentados pensadores? No, no lo necesitan. Considero que es así porque los niños tienen un indicador infalible que no debemos desvirtuar con nuestras enseñanzas. A saber: se entristecen con la tristeza ajena, y se alegran con la alegría ajena. Si hacen daño y relacionan el dolor ajeno con sus actos, se sentirán culpables e instintivamente corregirán sus actos. Si, por el contrario, sus actos alegran a los demás, se sentirán reforzados a insistir en tales actos beneficiosos. Esto es así si deliberadamente, o inconscientemente, no alteramos su naturaleza.
Respecto a su proceso de maduración espiritual y ética, lo único que necesitamos hacer con los niños es ayudarles a clarificar qué relación existe entre el bien o el daño que hacen y sus actos. Nada más. No hace falta enseñarles valores para que actúen noblemente, de la misma forma que a los animales no hay que enseñarles a ser nobles: lo son innatamente.
¡Mucho cuidado con enseñarles valores! Muchas veces les enseñamos nuestros peores valores, como la envidia o el egoísmo, aún sin ser conscientes de ello. ¡Les perjudicamos como seres humanos! Si queremos un mundo mejor, es suficiente con no pretender cambiar la esencia innata de los niños.
Y, por supuesto, estamos obligados a satisfacer su infinita curiosidad. ¡Pero no la que nosotros deseamos que aprendan!, sino la que surja espontáneamente en ellos en función de sus intereses, inquietudes y vocaciones genuinamente personales. Desviarnos de sus motivaciones intelectuales es un enorme error, pues haremos de ellos seres insatisfechos, ingratos y dañinos para los demás. No somos conscientes del daño que hacemos y nos hacemos. Además, ellos sabrán ir construyendo su pirámide de conocimiento en base a su escala de valores e inquietudes. No hace falta que nosotros lo hagamos por ellos. No necesitan de nuestra manipulación. Dejemos que sean ellos mismos, pero si desean contrastar (¡solo contrastar!) con nosotros, podemos darles nuestra opinión.
¡Dejemos que los niños se conviertan en seres sanos, creativos y felices! Por favor… Confío plenamente que si tenemos este marco de actuación que he expuesto aquí resultará más fácil conseguirlo.
“Un niño puede enseñar tres cosas a un adulto:
a ponerse contento sin motivo,
a estar siempre ocupado con algo
y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”
Paulo Coelho (1947 - …)
Emilio Muñoz
Un ángel dormido...
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(original autentificado)
(por The Ambientalist)
Querido amigo, es lindo leerte, uno aprende pero a veces tarde.
ResponderEliminarAbrazos y besos, que tengas un feliz día y un buen inicio de semana
Ay, mi querida Liz!!! Nunca es tarde!!! Te lo aseguro, créeme: nun-ca es tar-de!!! Es cierto que el pasado no se puede cambiar, ni por lo bueno que hicimos o pasó, ni por lo malo que hicimos o pasó. Es inamovible... Pero tenemos todo un futuro!!! Un futuro que nos está esperando para que aprendamos, experimentemos, creamos, juguemos, amemos, etc, etc, etc... Te parece poco???
ResponderEliminarLa vida no es los errores que cometimos, por supuesto!!! En absoluto!!! Tampoco la vida es lo que ocurrió en el pasado!!! La vida es todo, y especialmente lo que aún podemos hacer en ella.
Te voy a contar como se actúa en el mundo de la economía de empresa. Dirás que cómo es posible que tenga algo que enseñar respecto a la educación de los niños. Pues sí, hay algo que aprendí y jamás he olvidado. Y lo utilizo para todo en la vida. Te cuento...
En los proyectos de inversión de la empresa hay un término que yo considero mágico: "costes hundidos" Ahora estarás pensando que estoy loco. Pero te aseguro que trasladado a la vida es un gran criterio para tomar decisiones.
Se llaman "costes hundidos" a los gastos que ya se han hecho en un proyecto de inversión, antes de que dicho proyecto esté terminado y pueda empezar a generar ingresos (que restando los gastos deja el beneficio). Los "costes hundidos" son los gastos que no se pueden recuperar si se pretende dar marcha atrás en el proyecto. Por ejemplo, si se abre una mina, los gastos realizados en abrir una carretera hasta la boca de la futura mina es un "coste hundido", pues si se renuncia finalmente a abrir la mina, la inversión realizada en la carretera es irrecuperable. La carretera quedará ahí, y no se podrá levantar.
Pues bien, en un proyecto de inversión, cuando surgen dificultades, por regla general no se tienen en cuenta los "costes hundidos", porque si se tuviera en cuenta, en cuanto surgen dificultades y gastos extraordinarios (algo que ocurre casi siempre), se cancelarían la mayoría de los proyectos de inversión. Y eso sí que sería una ruina. Como tu has hecho tantas veces en tu vida, ante las dificultades, muchas veces hay que seguir luchando.
En nuestra vida hacemos constantes apuestas, que generan resultados, unas veces buenos, pero otras veces, malos. Todo el tiempo y la ilusión que se ha dedicado puede verse mal recompensado por las razones que sean. Unas veces porque nos equivocamos. Otras porque pretendíamos algo muy utópico. Otras, porque la vida es, a veces, un tanto puñetera.
Pero como en el caso de los costes hundidos, eso es pasado, tiene que salir de la ecuación de nuestra vida. Debemos tomar el momento presente y decidir que queremos hacer y si es imprescindible renunciar a algo importante para nosotros. Mi experiencia: jamás renuncias a aquello que es fundamental para tí. Busca nuevas formas de hacer las cosas, e inténtalo una vez más. Pero olvidando el pasado!!!
Estoy seguro de que has educado maravillosamente a tus hijos. Lo llevas en la sangre. Pero lo hayas hecho como lo hayas hecho, comparte tus mayores enseñanzas con todos, ayuda a cualquier joven a encontrar su camino (el suyo), haz felices a las personas que tienes cerca y que se van acercando. En definitiva, construye siempre bienestar, bondad, generosidad (como estoy seguro de que haces), pero olvida el pasado y solo mira el hoy y lo que quieres hacer. Nada más.
Me he extendido bastante, pero en este comentario me ha faltado ver tu lado rebelde, y me ha sobrado un cierto peso que has sentido al leerme. Fuera pesos y recupera la rebeldía!!! Esa eres tú, y no otra.
Un enorme abrazo, querida amiga!!!
Tienes razón uno debe tratar de educar lo mejor posible y una de las mejores formas es con el ejemplo y sobre todo dejando que elija su camino. Te mando un beso.
ResponderEliminarLo que suele ser usual es que, con la mejor intención, intentemos transmitir a los niños lo que consideramos que hemos aprendido en el transcurso de nuestra vida y nos parece importante. Esto ya es un error, pues de actuar así estamos condicionando al niño en una dirección que puede no coincidir con su personalidad en ciernes. Pero con ser grave, no es lo peor.
EliminarLo peor es que, sin darnos cuenta, transmitimos a los niños nuestros prejuicios, miedos, hábitos, traumas, neuras, etc... De esta manera se transmiten ideas y emociones tóxicas que afectan a la personalidad y desarrollo de los niños. Según sea el grado en el que se están transmitiendo a los niños esto, mayor o menor gravedad tendrá la actuación de los adultos.
Debemos tener en cuenta siempre que la educación que demos a los jóvenes determinará las características de la sociedad futura, mejor o peor.
Gracias por tu visita y un enorme abrazo, con beso, querida amiga!!!